La migración puede ser una oportunidad de desarrollo si se guía a los migrantes hacia una inclusión socio-económica y se les informa de sus derechos y deberes. Estamos presentes en varias regiones del mundo donde nacen los fenómenos migratorios: desde el Sahel al Sudeste Asiático, desde el norte de África a Oriente Medio, pasando por Centroamérica.

Siempre hay motivos complejos detrás de la decisión de migrar: por un lado está la necesidad de superar una difícil situación económica, social, personal o familiar, por otro, la esperanza de un nuevo comienzo. Cada vez es más frecuente que muchos no tomen la decisión de migrar, sino que se ven obligados a ello a causa de guerras civiles, hambruna, desastres provocados por el cambio climático, regímenes dictatoriales, conflictos tribales o locales.

Desde 2016, estamos presentes también en Italia, en la ciudad fronteriza de Ventimiglia, donde mujeres, hombres y niños están bloqueados y no pueden continuar su viaje hacia el norte de Europa. Desde entonces, hemos puesto en marcha una intervención de asistencia a los migrantes y solicitantes de asilo en tránsito, para garantizar los derechos humanos de toda persona. La intervención incluye asistencia legal y social y, si es necesario, distribución de bienes de primera necesidad.