WeWorld está presente en Burkina Faso desde 1985. Durante más de 40 años hemos intervenido en diferentes zonas del país para garantizar la alimentación y la salud, a través de la colaboración de asociaciones y comunidades, contribuyendo a su consolidación y refuerzo.

Burkina Faso registra una de las tasas de malnutrición crónica más altas de África y del mundo, que padece el 15 % de los niños menores de 5 años. A causa de prácticas alimentarias no adecuadas, los niños padecen un déficit crónico de micronutrientes que causan graves retrasos en el crecimiento físico e intelectual. La malnutrición crónica depende de diversas causas y, por ello, es necesario una estrategia integral que actúe sobre la emergencia, pero que asiente las capacidades de solución a largo plazo.

Nuestra intervencíon

Para hacer frente a esta emergencia, hemos puesto en marcha diferentes intervenciones, en particular: la formación del personal médico-sanitario local, la realización de campañas en las aldeas para tratar a los niños con malnutrición y la construcción de nuevos centros sanitarios destinados al cuidado de los niños más graves y de sus madres.

Para las familias más vulnerables, además, hemos garantizado la ayuda económica a través de efectivo o de cupones para alimentos, instrumentos útiles para apoyar a los comerciantes y agricultores locales. Gracias a este compromiso, en 2017, WeWorld fue nombrada «Caballero de la Orden del Mérito» por la Gran Cancillería del Gobierno burkinés, como reconocimiento por la labor realizada para reforzar la resiliencia de las comunidades más vulnerables y para garantizar la seguridad alimentaria en las regiones del norte y del Sahel.

La crisis humanitaria de 2019

La reciente inestabilidad política ha agravado la situación del país, especialmente a causa de las continuas incursiones de los grupos armados radicales del norte del país.  

En este contexto, y a causa de la crisis en las regiones del norte, activamos ciertas intervenciones para reforzar las comunidades vulnerables de las provincias de Soum y Loroum, en la frontera con Mali.  

Nuestra intervención se traduce en la garantía de las necesidades básicas de la población, a través de: la prevención de la malnutrición, la promoción del cultivo y del consumo de productos locales como, por ejemplo, harinas fortificadas y la moringa como complemento alimenticio y la mejora del acceso al agua potable y a los servicios higiénicos en los centros de salud. 

Tuvieron acceso al programa casi 3000 familias de entre las más vulnerables. Gracias al mecanismo de las transferencias de efectivo, recibieron cada mes, durante 16 meses, una suma de entre 15 y 30 euros con los que adquirir alimentos y hacer frente a los gastos más urgentes y necesarios.  También se apoyó y siguió a las familias para poner en marcha o reforzar actividades generadoras de ingresos y para mejorar las capacidades de producción agropecuaria, para que puedan convertirse en fuentes de subsistencia seguras. Por otra parte, el programa prevé un compromiso con las autoridades locales, con el fin de reforzar sus capacidades de gestión de las crisis.