“Yo les diría a otras mujeres lo que me hubiese gustado oír a mí, pero nadie me dijo. Les diría que se quieran. Yo ahora he aprendido a hacerlo, a quererme, a valorarme y a hablar, a no quedarme en silencio”.
Hoy, 25 de noviembre, se celebra el Dia Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y desde WeWorld en Nicaragua trabajamos durante todo el año para mejorar la situación de muchas mujeres, niñas y adolescentes que a día de hoy siguen siendo víctimas de esta problemática. A través de varios proyectos y contando con la ayuda de organizaciones de mujeres locales, buscamos brindar oportunidades y empoderar, promoviendo el respeto a la igualdad y a la diversidad. Estas organizaciones locales con las que se colabora poseen centros de atención a sobrevivientes de violencia de género, iniciativas que son fundamentales. Estos centros se encargan de brindar apoyo médico, psicológico y acompañamiento legal, permitiendo que las sobrevivientes comiencen a construir un futuro en el que se conozcan mejor, tengan más herramientas y puedan desarrollar proyectos personales.
En nuestra visita a uno de estos albergues hemos podido conversar con Kattia. Ella es una adolescente de 14 años que llegó hace poco menos de 4 años. Debido a que es todavía menor de edad y no tiene familiares ni conocidos fuera, sigue viviendo en el albergue. Nos cuenta que no sabe donde nació, que solo puede decirnos que antes de ingresar, ella vivía en la capital del país: Managua.
“Creo que este lugar es bueno, y es muy bonito porque cuando una persona entra aquí, entra mal, sin saber nada. Pero después, cuando sale por ese portón, sale como una mujer, una mujer empoderada que sabe y se conoce, que no se va a dejar llevar por nadie, ni por nada”.
El Albergue en el que reside es regido por la Asociación Movimiento de Mujeres Nidia White de Bilwi, en la región nicaragüense de la Costa Caribe Norte. Esta asociación nació a finales de los años 80 actualmente cuenta con el apoyo de WeWorld y brinda atención integral a niñas, niños, adolescentes y mujeres sobrevivientes de violencia de género y abuso sexual, bajo un enfoque intercultural. Dentro de este objetivo, da servicios de asesoría, acompañamiento y seguimiento legal, atención psicológica individual y grupal, y actividades de promoción y formación, incluyendo las visiones de mujeres indígenas y afrodescendientes.
El día que hablamos con Kattia, el albergue acogía a otras 16 mujeres y adolescentes, y ella nos permitió acercarnos más y conocer la vida diaria allí.
“Cuando entré aquí casi no sabía nada, -nos cuenta- no sabía de la violencia, del abuso, de la trata de personas, del bullying. Y ahora que conozco sobre todos esos temas, entiendo lo importantes que son, lo importante que es para nosotras saber y conocer la realidad. Lo que más me ha gustado saber es que cuando una persona nos está tratando mal, hay que hablar con alguien, hay que decir lo que sentimos y no quedarse en silencio. Porque si no, nunca nadie va a saber nada y siempre vas a tener que vivir en ese mismo maltrato, en esa misma violencia. Por eso a mí me gustó que nos enseñaran que no hay que quedarse callada, que esas situaciones no son normales, que hay que hablar”.
Para entender mejor la vida de estas mujeres en el albergue, preguntamos a Kattia por sus rutinas y por las cosas que le gusta hacer. Gracias a las sesiones de psicología y al acompañamiento del personal del albergue, ha aprendido a entender y a gestionar sus emociones, a hablar de ellas y a llorar y no sentirse débil o culpable por hacerlo. También escribe en un diario que comenzó la semana de su entrada. Este diario representa la oportunidad de darse el espacio necesario para expresar todo lo que siente y piensa o las cosas que hace durante el día. Escribir, para ella, “forma parte de un proceso fundamental, dentro del largo camino que estoy recorriendo”.
La historia de Kattia, como la de tantas mujeres, es la de una chica que tiene que abandonar todo lo que conoce, que apenas guarda recuerdos de su infancia y que se ve obligada a empezar de cero, a veces incluso sin el apoyo de su familia o sus seres queridos.
“Yo les diría a otras mujeres lo que me hubiese gustado oír a mí, pero nadie me dijo. Que no se rindan, que van a salir adelante, que no se hundan en su tristeza o miedo, que no se preocupen, que poco a poco su tristeza va a desaparecer. Les diría que se quieran. Yo ahora he aprendido a hacerlo, a quererme, a valorarme y a hablar, a no quedarme en silencio y a animar a todas mis compañeras a no quedarse en silencio, a escucharnos y apoyarnos unas a otras”.
Después de la afirmación de Kattia, muy segura de sus palabras, a la despedida y en la salida del albergue uno de sus muros nos recuerda la misma idea “Unidas Construimos Esperanza”.
Enfocarse y apoyar actividades que ayuden a mejorar la concienciación sobre esta tipología de violencia, la calidad y la información sobre temas de salud sexual y reproductiva o el manejo de la higiene menstrual, entre otras es de suma importancia. De igual manera, es relevante poder llegar a todas las partes de la sociedad, incluyendo en este trabajo a los jóvenes, lideresas, líderes, promotoras y personas de todas las edades.
Andreia Silva, la Coordinadora del Programa de Género en el país, nos cuenta:
“Es vital continuar el trabajo en esta área. WeWorld ha integrado un enfoque de género en todos sus programas, y los proyectos de género en particular se centran en fortalecer a las organizaciones locales. Estas organizaciones a menudo enfrentan dificultades para mantener sus actividades debido a la escasa presencia de proyectos de cooperación con un enfoque principal en la prevención y la respuesta a la Violencia Basada en Género (VBG) en el país. Nuestro enfoque es integral, abarcando desde la prevención hasta la respuesta a la VBG, e involucra a mujeres, hombres, niñas, niños y adolescentes en toda su diversidad, líderes y lideresas comunitarias y religiosas, así como instituciones locales. Entendemos que es fundamental fortalecer las redes comunitarias de protección y promover el empoderamiento económico de las mujeres. Continuaremos contribuyendo al cambio necesario para un futuro más igualitario y seguro, los 365 días del año”.